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CONSECUENCIAS DE LA RESPONSABILIDAD SOCIAL

Foto del escritor: PAUL TIPANLUISAPAUL TIPANLUISA

Estas concepciones pueden ser entendidas como etapas históricas en la evolución del concepto de responsabilidad social en el ámbito de las organizaciones empresariales. La ubicación temporal de cada concepción, de su aparición, viene marcada por la proliferación de trabajos teóricos que defienden nuevos modos de entender el concepto. No obstante, las distintas posturas aquí descritas conviven, hoy día, en la realidad del mundo de las organizaciones. Cada organización particular es la que está asumiendo, de modo más o menos consciente, una postura u otra en sus relaciones con la sociedad.

La Guía GRI (Global Reporting Initiative), puede ser considerada como un instrumento de gestión de la actuación social ética complementario a las normas internacionales como la SA8000 y la AA1000, mediante el desarrollo de criterios y directivas mundialmente aplicables para hacer las Memorias de Sostenibilidad de las organizaciones. Estas normas son de uso voluntario por parte de las organizaciones a fin de difundir el impacto de sus actividades, productos y servicios. El GRI pretende elevar la calidad del informe de sostenibilidad que suelen realizar muchas organizaciones y lograr mayor posibilidad de comprobación, consistencia y eficiencia en la difusión.


La Guía GRI se publicó por primera vez en 2000 con el objetivo primordial de integrar los indicadores de sostenibilidad dentro del marco de los informes financieros habituales de las empresas.

Posteriormente ha publicado en 2002 una versión más actualizada que consta de 54 indicadores centrales organizados en tres dimensiones: ambiental, financiera y social. Para publicar información acorde a los criterios de la guía GRI, una empresa debe informar sobre todos los indicadores centrales o dar razones de por qué no lo hace. Los indicadores son amplios y cubren asuntos tales como el impacto económico, el consumo de recursos naturales, el impacto sobre la biodiversidad y la tierra fértil, así como la formación, la educación y el trabajo infantil.


El Modelo de Excelencia (EFQM) puede ser considerado un instrumento de gestión para la actuación social ética, aunque, como su propio nombre indica, es más un modelo global de gestión que un sistema o una norma. No se centra exclusivamente en los procesos y sistemas, sino que establece toda una filosofía que implica a procesos, sistemas y personas, apoyándose en unos principios de excelencia, entre los que está la responsabilidad social. Estos principios deben lograrse mediante la auto-evaluación y el aprendizaje organizativo, y en muchos casos son reconocidos por la obtención de premios o la incorporación en determinados rankings. Este modelo surgió en 1991 en el seno de la Fundación Europea para la Gestión de la Calidad (EFQM). Los ocho principios de excelencia del modelo son: 1) la orientación hacia los resultados; 2) la orientación al Cliente; 3) el liderazgo y coherencia en los objetivos; 4) la gestión basada en procesos y en hechos; 5) el desarrollo e implicación de las Personas; 6) el aprendizaje, innovación y mejora continua; 7) el desarrollo de alianzas y 8) la responsabilidad social.



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